Luciano, Gabriela y Delfina
Ver crecer los hijos de tus amigos es algo maravilloso, sobre todo si tiene una sonrisa mágica como Delfina. Su energía contagia, te hace seguirla a donde quiera ir. Ya sea darle de comer a las palomas, bailar al ritmo de tambores, o simplemente reirse con su papi en una guerra de cosquillas!
Seguramente habrá cambiado en mi próxima visita a Buenos Aires. Encontraré una niña nueva, con otra mirada, otras preguntas y cuestionamientos, pero lo seguro es que llevaré mi cámara nuevamente.